¿Qué quiénes somos y de donde venimos? Una Comunidad Católica de Emigrantes
El final del siglo XX y más especialmente el del siglo XXI está viendo un cambio radical en la concepción de la sociedad. La globalización y el fenómeno migratorio han hecho cambiar todos los esquemas y la realidad pastoral no es una excepción.
“Por lo demás, el carácter multicultural de las sociedades actuales invita a la Iglesia a asumir nuevos compromisos de solidaridad, de comunión y de evangelización. Los movimientos migratorios, de hecho, requieren profundizar y reforzar los valores necesarios para garantizar una convivencia armónica entre las personas y las culturas. Para ello no basta la simple tolerancia, que hace posible el respeto de la diversidad y da paso a diversas formas de solidaridad entre las personas de procedencias y culturas diferentes. Aquí se sitúa la vocación de la Iglesia a superar las fronteras y a favorecer el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación a una actitud que ponga como fundamento la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno”
(Mensaje del Papa Francisco, Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2014)
La mayor parte de las Comunidades han tenido que hacer una reflexión interior y readaptarse a la llegada de fieles procedentes de otras culturas y latitudes. En nuestro caso, no se trata tanto de adaptar nuestros esquemas misionales para dar espacio a los recién llegados, sino que cada fiel vive en primera persona los efectos de un cambio radical en sus vidas. Conceptos como integración, discriminación, duelo migratorio, asimilación, gestión, identidad...etc. Son factores que van a condicionar la situación personal de los fieles y, por lo tanto, su espiritualidad. Por ello, las Comunidades Católicas en la diáspora van a adquirir un papel especialmente significativo y no debemos contentarnos con una práctica pastoral “como siempre se ha hecho” sino que hemos de formarnos para dar respuestas a la altura de las necesidades y los retos.
Otra de las características que se nos impone en el análisis de nuestra Misión es el hecho de que somos emigrantes, sí, pero procedentes de un amplio y vasto espacio geográfico, donde las peculiaridades tienen también su importancia y a veces se convierten en verdaderos muros separadores.
Esta diversidad se concreta en varios aspectos, y no solo concierne a los orígenes:
- Diversidad en cuanto al proceso de emigración. Distinto grado de integración, de dominio de la lengua y de estatus legal,...etc. Españoles que llevan aquí entre 40 y 50 años. Latinoamericanos con 10 y 20 años de emigración y en su mayoría matrimonios mixtos. Recién llegados, tanto de España como Latinoamérica. Generaciones posteriores educadas entre las dos culturas. Transeúntes, que residen en la región por un período determinado (de 6 meses a dos años). Itinerantes, que vienen en busca de trabajo y duran unos pocos meses.
- Diversidad en cuanto al grado de compromiso religioso. Los que vienen a recibir únicamente ayuda asistencial, solo Sacramentos y liturgias especiales, participación regular en las Eucaristías, los de participación pasiva en grupos y los de activa como responsables de grupos.
- No olvidar que, entre las personas en las que debemos pensar a la hora de planificar y de concretar nuestro plan pastoral, están los alejados, fieles de habla hispana que no tienen contacto con la Misión y que se encuentran en situaciones específicas y muy diversas y ante las que también está la obligación evangélica de hacernos presentes.
En el Cantón de Basilea, la Misión ha venido desarrollando su actividad pastoral en dos centros-comunidades: Basilea ciudad y campo:
- Comunidad de Basel ciudad: Basel (Bruder Klaus). Es el centro de la Misión y aglutina a los fieles de la ciudad de Basilea y de poblaciones cercanas. En ella los colaboradores llevan a cabo la mayor parte de las actividades pastorales. La composición de la Comunidad sería 80% latinoamericanos, 20% españoles. Esta Comunidad celebra su Eucaristía los domingos a las 11h00.
- Comunidad de Basel campo: Oberwil (San Pedro y San Pablo). Situada en el extraradio de la ciudad, con fieles mayoritariamente procedentes de Latinoamérica. La asistencia a la Eucaristía dominical de las 17h00 se sitúa entre las 15 a 20 feligreses y un poco más en las celebraciones especiales como la de la Virgen de Guadalupe. Cuenta con un grupo de feligresas (3) que coordinan, proponen y llevan a cabo actividades pastorales. Una de ellas forma parte del Consejo Pastoral.
- Comunidad de Basel campo: Laufen (Sagrado Corazón). Situada en medio rural 100%, es una Comunidad con fieles mayoritariamente Suizos que asisten a la Eucaristía del sábado a las 17h00 con 5 a 8 feligreses de habla española. No tiene una organización interna propiamente dicha ni tienen representación en el Consejo Pastoral.
Resumiendo, la Misión Católica de Lengua Española ha estado presente en Suiza desde hace más de 50 años y ha constituido varias comunidades de Fe repartidas en diversas regiones del país, cada una con características propias de los pueblos hispano y latinoamericano y todas formando parte activa del tejido eclesial diocesano.
En su origen la Misión estaba en su mayoría constituida por católicos de origen español, actualmente se observa en algunas regiones una mayor presencia de latinoamericanos. Ambos buscan un mismo espacio y quieren participar de manera activa en la vida comunitaria.
En la historia reciente de nuestras comunidades podemos encontrar un común denominador: todas se han visto de una u otra forma enfrentadas a cambios en su organización con repercusiones en la vida interna de las mismas; algunas apenas salen de estas dificultades de modo que requieren de un apoyo especial por parte del resto de la comunidad de creyentes.
Un fenómeno cotidiano en la vida de la comunidad, es la fluctuación del número sus miembros: por un lado, nuestra misión cuenta con miembros establecidos desde hace ya varias décadas y que terminan su vida laboral, decidiendo regresar a sus países de origen; y por otro, con miembros que se establecen en la región por tiempo determinado y que eventualmente regresan también a sus países de origen. Esto dificulta en mayor o menor grado la continuidad de las tareas pastorales. Esta diversidad es, pues, la principal característica que nos define como Comunidad Cristiana, como Misión.
¿Dónde estamos y qué estamos haciendo?
Nuestra misión cuenta con un misionero una agente de pastoral y una secetaria , que forman el equipo de gestión. Sin embargo, muchos miembros de nuestras comunidades poseen una rica experiencia de vida en la Fe; muchos de ellos con experiencia como colaboradores de la pastoral en sus países de origen, experiencia que ahora revierten en nuestras comunidades, De manera siempre voluntaria, les vemos trabajando en diversos campos como la catequesis para el acompañamiento de los sacramentos, la pastoral familiar, la pastoral social, la vida de oración y devociones, los servicios litúrgicos, el estudio y reflexión de la Palabra de Dios, etc.
Se realizan las tareas pastorales, con conciencia comunitaria, entre los diversos grupos de la pastoral, entre los diversos colaboradores, que en ellas evangelizan; igualmente es necesaria una continuación de ese proceso de formación en servicio, a partir de un conocimiento objetivo de la realidad concreta de la comunidad hispanohablante de la que por diversas razones actualmente forman parte y en la que tienen el reto de saberse incorporar y aportar sus carismas y conocimientos.
Como toda experiencia humana, nuestra Vida de Fe y nuestro trabajo pastoral puede estancarse si no se actualiza; encontramos que en nuestras comunidades se esta asumiendo la evolución y el dinamismo implícito en la vida de la Iglesia, especialmente el suscitado a partir del Concilio Vaticano II. Observamos que aquellos miembros de la comunidad que no se sentian llamados, tal vez por desconocimiento, a participar de manera activa en el “diálogo” que se instala en las celebraciones litúrgicas, van respondiendo.
Haciendo la lectura de nuestra realidad social y pastoral hemos comenzado el servicio social en nuestra Mision. El fenómeno migratorio sigue siendo actual y genera la necesidad de acciones que aseguren un acompañamiento solidario y dinámico de la gente que llega a nuestras comunidades buscando ayuda y que aqueja necesidades muy concretas: legales, habitacionales, lingüísticas, educacionales, emocionales y espirituales. La atención tiene que estar puesta en la evaluación constante de la realidad de las comunidades, sus necesidades concretas y desde allí ofrecer respuestas que atiendan a las dificultades y/o vacíos concretos que en ellas hay.
¿Qué queremos hacer y a dónde queremos llegar?
La reflexión nos ha llevado a crear espacios de encuentro, novedosos y atractivos, dirigidos a los jóvenes, a las familias, emigrantes ya instalados pero alejados y también a los recién llegados.
El misionero, el equipo de gestión, el consejo de pastoral y laicos, estamos atentos para seguir detectando en el seno de nuestras comunidades la presencia de feligreses que se perfilen como posibles animadores de la vida pastoral en sus diversos ámbitos y cuáles son sus inquietudes y necesidades en cuanto a su propia formación como creyentes y como trabajadores de la pastoral. Si bien en Suiza, la diócesis propone una formación categorial muy basta, a la que un agente de pastoral laico, en su papel administrativo de trabajador de la pastoral, puede acceder y beneficiarse, en nuestras comunidades estas acciones son asumidas por voluntad personal y la mayor parte de las veces con limitaciones de tiempo y de manejo de la lengua alemana; Esto hace necesaria la planeación de una formación territorial que pueda asumir esta tarea con base a lo que nos propone la formación categorial antes referida.
De ahí que se han creado espacios formativos en diversos ámbitos: biblia, teología, doctrina social de la Iglesia, metodología de trabajo en grupo, etc., y también de reflexión sobre las distintas tareas pastorales de modo que los esfuerzos de laicos, consejo pastoral, equipo de gestión y misionero se dirijan a una acción pastoral que sea consciente y participativa; lo que pensamos se refleja en la preparación y participación activa y consiente en las celebraciones litúrgicas que son expresión viva de la experiencia de comunidad de creyentes unidos en la Fe, viviendo el Evangelio y como centro la celebracion Eucarísitica y en particular durante los tiempos litúrgicos fuertes del año: campañas esenciales de la Iglesia, jornadas de acción de cuaresma, Semana Santa, etc. Las acciones se centran en la creación de grupos preparados para realizar acciones pastorales en diversas áreas: anuncio de la palabra , liturgia, servicio social, todo siguiendo la línea directriz de la Iglesia diocesana y de Roma, en lo que se refiere a formación, la actualización en la doctrina de la Fe, se ubicará tanto en la celebracion del año de la misericordia, la alegría del Evangelio y de las encíclicas del Papa Francisco ( La Luz de la Fe y La Alabanza al Creador).
El Anuncio de la Palabra mediante la catequesis de niños, adolescentes y jóvenes con miras a la celebración de la Primera Comunión, del sacramento de la Confirmación y de parejas y padres con miras a la celebración del sacramento del Matrimonio y del Bautismo se realizan y es claro que habrá que continuar apoyándolo y enriqueciéndolo, mediante la profundización de la formación de catequistas y la reflexión en la forma de organización considerando las particularidades de los destinatarios, en cada caso y de cada comunidad.
Con respecto a la pastoral de servicio hemos venido acercandonos a las bases de datos existentes sobre instituciones eclesiales o no, que brindan apoyo solidario en la comunidad, desde la Diócesis y la Administración comunal, a fin de informarnos sobre lo que existe, lo que se hace y en lo que se puede colaborar. Y tambien hemos organizado encuentros con algunas de estas instituciones a fin de establecer vínculos de cooperación y apoyo. Por otro lado, la Diócesis nos hace mirar hacia el área de la pastoral de la salud que requiere de atención y la cual nos invita a tenerla en cuenta. Es por eso que la Asistente pastoral viene elaborando el proyecto que conlleva a iniciar acciones que lleven a formar un grupo en la Comunidad que esté formado para realizar visitas a enfermos.
Contamos con recursos humanos y materiales que hacen asequible una formación que permita una acción congruente con el espíritu de nuestra misión evangélica; es claro que todos somos el recurso más importante y valioso; en el área de gestión económica y administrativa, se realizan presupuestos por parte de cada area especifica que guían la planeación de acciones de la pastoral. Del mismo modo, será necesario continuar y mejorar los medios de comunicación con que ya contamos como la hoja “Guia eucarística”, para que el flujo de la información sea óptimo en todos los sentidos, del Misionero y Consejo pastoral y de las pastorales hacia la feligresía. Entre la Misión y la Diócesis –Heiliggeist- y la Coordinación nacional, entre otros.
Teniendo en cuenta la importante tarea que desempeña el consejo pastoral para posibilitar en lo material el desarrollo de las actividades pastorales que animan nuestra misión, se considera de vital importancia el mantener abierto un canal de comunicación eficiente, en donde la información fluya en uno y otro sentido. Es importante también incluir a sus miembros en los procesos formativos pastorales de manera que su esfuerzo en lo económico y/o administrativo se enmarque como aquello que fundamentalmente hace posible la tarea evangelizadora de la Misión, como comunidad de Iglesia.
Finalmente y ante una historia de varias décadas de vida “en grupo pequeño y casi independiente”, donde las comunidades funcionaban de manera autónoma y con poca comunicación entre unas y otras, se ha hecho la invitación a constituir una “comunidad de creyentes”, unida en la vivencia de la Fe en Jesucristo, Pueblo de Dios e Iglesia, en el Cantón de Basilea ciudad-campaña de no poca facilidad, el reto es aprender a seguir viviendo la experiencia de Comunidad y para facilitar la tarea se viene explicitando el modo y la forma: pretendemos que estos dos años de trabajo pastoral sea la base fundamental, sobre la que se construya esta experiencia comunitaria: aprovecharemos las acciones pastorales específicas propuestas por la Diócesis, por la Misión Católica de Lengua Española en Suiza y otras, para participar activamente e ir construyendo así una conciencia de que somos grupo, una experiencia enriquecedora y formadora de “Vida de Fe” entre comunidad de creyentes.
Ante este panorama queremos ser fieles a las voces del Espíritu Santo que incesantemente y de muchas maneras, nos invita a asumir nuestras responsabilidades pastorales, procurando perder el temor al reto que nos supone trabajar de forma consensuada en comunidad para planificar siendo creativos en nuestros impulsos evangelizadores, sabiendo ante todo que la presencia del Resucitado que camina con los hermanos hacia el encuentro del Padre, es la que nos sostiene y alienta para que seamos constructores entusiastas del Reino de Dios, viviendo en la comunión eclesial y considerando la realidad histórica en la que nos toca dar testimonio de nuestra fe.